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¿Qué es buen arte y qué es mal arte?

Recientemente leí un ensayo realizado por una amiga donde desde su opinión le parece que no existe una distinción entre arte bueno y arte malo, sino que todo sólo es arte, quedando este a merced de las predisposiciones morales, sociales y económicas del espectador y que solo desde tales apreciaciones se define un buen arte o un mal arte, dando como resultado una categorización muy personal al respecto, interna a cada observador: es cada individuo quien decide si la obra es buena o es mala.

La interpretación de la obra

Ciertamente desde mi teoría del proceso interpretativo de la obra de arte no puede pasar desapercibido todo el contexto personal de cada espectador, pero así mismo no puede pasarse por alto el contexto personal del creador de la obra y por supuesto la intencionalidad de su trabajo y el mensaje concreto que se pretende incluir en una pieza de arte determinada.

Un esquema ilustrativo de esta situación sería el siguiente:

Comunicación en la obra de arte

De manera que el artista influenciado por sus condiciones morales-sociales-económicas crea un objeto artístico el cual lo carga con un mensaje en específico a trasmitir. El objeto artístico se traslada del contexto del artista hacia el contexto del espectador. Por supuesto el mensaje que contiene está codificado y el espectador debe decodificarlo con las herramientas que posea para hacerlo.

Es en este punto donde intervienen los valores morales-sociales-económicos del espectador. Tales son sus filtros y por medio de los cuales le cobrará a la obra una percepción en particular.

Creo que esto es lo más interesante del arte: el dilucidar qué es lo que una obra me quiere transmitir, y como lo he expuesto con anterioridad (“¿Cómo entender una obra de arte?”), requiere de un trabajo mental que cuando se quiere realizar con gusto hace a este proceso algo bastante divertido.

El valor de la obra de arte

Sin embargo es justo por la naturaleza del proceso interpretativo del receptor que tengo conflicto con la idea de que un arte es bueno o malo por quién lo ve. Porque al dejar el valor de la obra al juicio moral-económico-social de quién la observa termina por supeditarla a las herramientas de análisis del mismo espectador.

Y no por ello desestimo lo que cada quién como individuo pueda sacar de conclusión al contemplar una obra de arte. La reflexión personal es de sumo valor y es lo que me llevaré conmigo de la obra que he visto. Es a través de esta reflexión que entenderé el mensaje de la obra y que podría llegar a cambiar mi percepción de una cierta realidad del mundo.

Por supuesto soy muy consciente de que es imposible soltarse de los valores morales-económicos-sociales que necesariamente conforman la base de pensamiento de cualquier individuo. Sin embargo el valor con el que consideramos hoy en día muchas de las grandes obras de arte sobrepasa la visión que cada individuo pueda tener de ellas, es decir:

  • El valor de una obra de arte trasciende al individuo cambiándolo por el impacto que genera en una sociedad entera.

No se trata pues de una relevancia individual sino de una relevancia colectiva.

Esto se relaciona directamente con el gusto. También lo he expuesto con anterioridad: una cosa te puede gustar o no, pero eso no le quita o le suma al valor “real” tiene (“¿Cómo entender una obra de arte?“).

Pongamos de ejemplo a una persona que le gusta Star Wars contra otra a la que le gusta Star Trek. Cada uno desestima el gusto del otro, y cada uno tiene sus razones para argumentar en su favor, pero es innegable el valor que socialmente ambas franquicias han tenido en la cultura occidental.

Así pues desde mi punto de vista, para poder determinar si una obra de arte es buena o es mala son dos los rasgos a tomar en cuenta: Relevancia y comunicación.

Relevancia y comunicación para un Buen arte

En primer lugar es importante mencionar de nuevo cual es mi definición de arte:

El arte es el medio por el cual se experiencía una modificación a la percepción humana de una determinada concepción existente de lo que conocemos como “realidad” y de la idealidad, para lo cual se puede valer de los modelos de conocimiento, la expresión de sentimientos y la estimulación de sensaciones hacia su espectador, cuando esta experiencia está contenida en un producto o acto pensado para tal fin.

Para entender el origen de esta definición es necesario leer el artículo que he dedicado exclusivamente para este tema (“¿Qué es el arte?“), pues es una reflexión bastante larga que no puede ser retomada de nuevo aquí.

Entonces, se entiende que para que algo sea arte debe lograr un cambio en la manera en que el espectador percibe el tema que esa obra está tratando. Este cambio de percepción puede o no ser permanente y cambiar o no de manera muy interiorizada la ideología del espectador. Puede ser solo momentáneo el cambio pero debe existir.

Ahora, el cumplimiento de esta condición básica implica que efectivamente estamos ante una obra de arte, pero no la convierte necesariamente en una obra de arte relevante ni en una que comunique de manera acertada su mensaje.

Comunicación

Comenzando por el valor de comunicación debemos entender que en todo proceso comunicativo lo importante es que el mensaje llegue lo más íntegro posible al receptor desde el emisor. En el camino se pueden encontrar muchos obstáculos que reciben el nombre de “ruido” de la comunicación.

Creo que es particularmente escabroso el proceso de creación del mensaje y su inclusión en la obra puesto que ésta no se trata de una comunicación directa entre emisor y receptor. El artista debe ser particularmente habilidoso con el manejo de cada uno de los elementos que integran la obra porque cada uno de ellos estructura todo el mensaje y le suma información.

De la misma forma que en el lenguaje hablado una oración se estructura de manera sencilla sólo con el uso de un sujeto, un verbo y un predicado donde el verbo juega una relevancia sustancial dándole un motivo de acción al sujeto, así también una obra de arte se estructura alrededor de un concepto principal activado por la interpretación personal del artista a partir de la cual entiende tal concepto.

Entre más elementos se adjudiquen alrededor del concepto principal de la obra más complejo es el enunciado que pretende transmitir y por tanto se vuelve más compleja una correcta realización del mensaje. Es correcto decir que entre más notorio el concepto principal más simple la obra: es la base del arte conceptual, ¡le pese a quién le pese!

Finalmente, una obra de arte que no lleve de manera correcta el mensaje, no es una buena obra de arte. Mientras que aquella que utiliza correctamente los códigos y sus combinaciones trasmitiendo bien su mensaje, sí lo es. Por supuesto, la interpretación cambia de sociedad a sociedad dada la cultura que les diferencia.

Relevancia

Pues bien, una obra de arte puede estar excelentemente estructurada y sus métodos de transmisión de mensaje ser completamente funcionales. Pero, si su tema no es relevante simplemente la obra carecerá de importancia.

¡Y ya!, simplemente es eso, la relevancia puede transformarse en trascendencia…

Bueno, veamos: evidentemente toda obra de arte es producto de su tiempo y de su espacio, Si esta se ejecuta por su autor en un tiempo que no le corresponde, simplemente no alcanzará el carácter de relevante. A su vez, si esta obra es presentada en un espacio donde habitan personas con diferente cultura que la de su creador, tampoco será relevante.

De hecho es una situación que pasa con todo lo que se crea. Si una empresa lanza una tecnología innovadora antes de que sea rentable esta no se vende bien y quizá el público no la entienda. Además le es muy cara la producción de la misma: la empresa se adelantó a su tiempo. Por muy buena que sea la idea, no funciona.

Le pasó a Van Gogh. Su obra no era entendida por los espectadores, no causaba gusto. Años después de su muerte se valoró su trabajo e inspiró a toda una nueva generación de artistas que serían los que revolucionarían la historia del arte entrando el siglo XX.

En una situación inversa si una tecnología por más funcional que haya demostrado ser se sigue utilizando en vez de tomar un nuevo avance que se ha perfeccionado, dicha tecnología simplemente será rechazada por el público.

Un caso en el arte es el correspondiente a los prerrafaelistas, un grupo de artistas del siglo XIX que pretendía retornar hacia los valores del arte renacentista. Simplemente eso ya no se podía, dichos valores ya no eran funcionales para una sociedad cuya cultura había evolucionado.

Quedarse atrás o adelantarse demasiado hacen que un trabajo no sea relevante.

Pero además: ¡el tema debe ser importante!

Es crucial para considerar la relevancia de la obra que el tema que aborde produzca un verdadero interés en el espectador y más aún, que se aborde el interés de toda una sociedad. No es lo mismo hablar de una conspiración que busca ocultar que Elvis sigue vivo a hablar de una conspiración por la tragedia del 9/11.

La carencia de importancia es también uno de los mayores errores del arte conceptual al abordar un tema. Una vez más ¡le pese a quién le pese!

Arte irrelevante

Para finalizar quiero ejemplificar con un par de obras de qué manera se puede ser comunicativamente eficiente y a la vez completamente intrascendente.

En la feria de arte Zona Maco de este año, el 2018, se presentó una pieza que consistía en una caja de cartón con los logotipos de FeDex, una compañía de paquetería muy conocida. Dicha caja de cartón tenía a su vez una caja de vidrio encima, de las mismas dimensiones pero completamente estrellada. No pregunté por el nombre de la pieza y mucho menos me importa saber el autor de semejante estupidez.

Obra irrelevante - ¿Qué es buen arte y qué es mal arte?
Obra irrelevante

Leamos los códigos pues: Se trata de una caja de cartón de una empresa dedicada a la paquetería, esta caja esta desgastada y maltratada. El supuesto es que una empresa de paquetería pueda entregar en tiempo y con los cuidados adecuados aquello paquetes que se le dan a resguardar durante el trayecto de entrega. Pero tenemos que encima hay una caja de vidrio estrellada que obviamente hace referencia a la fragilidad del mismo material y como este puede verse completamente destruido. Bien es sabido todos los problemas que las empresas de paquetería provocan por su falta de cuidado y de como por la prisa de la entrega y el mal manejo que dan los empleado a las cosas estas llegan a su destino simplemente en mal estado.

¿Es una obra de arte? Sí. ¿Cuál es el mensaje? El descuido de una empresa de paquetería con mucho renombre. ¿Se comunica bien el mensaje? Sí. ¿Es relevante? No, en absoluto, no es un tema de vida o muerte saber de la negligencia de una empresa de paquetería. ¿La obra es buena? No, ¡es malísima!

En 2017 en la misma feria antes nombrada se presentó la obra de Yoshua Okón y Santiago Sierra llamada simplemente El Excusado. Y literalmente se trata de un excusado funcional con la forma arquitectónica exterior del Museo Soumaya propiedad del magante Carlos Slim.

El Excusado - Yoshua Okon - ¿Qué es buen arte y qué es mal arte?
El Excusado – Yoshua Okon

Pues bien, interpretemos: es un excusado (y literalmente lo es pues te puedes sentar a cagar en él), por tanto su función es recoger los desperdicios humanos vertiéndolos en el drenaje sin que causen mal olor, mugre  e insalubridad sobre todo a aquel que los expele. Por otro lado el Museo Soumaya es una obra arquitectónica de gran envergadura en la cual se invirtieron millones del bolsillo del magnate, no solo en su construcción sino también en todas las obras de arte que contendría. Es bien sabido que este tipo de proyectos privados no son totalmente realizados con el buen objetivo de promover la cultura y la educación, sino que son aprovechados como un método de deducción de impuestos y quizá hasta para lavado de dinero. Es pues una simple fachada que esconde muchos objetivos detrás.

¿Es una obra de arte? Sí. ¿Cuál es el mensaje? Como un gran empresario ocupa un centro cultural como fachada para poder sacar más beneficios para su bolsillo siendo discreto. ¿Se comunica bien el mensaje? Sí. ¿Es relevante? No, esto ya lo sabíamos desde hace siglos, nada nuevo que mostrar. ¿La obra es buena? No, ¡literalmente no vale una mierda!

Y es que en definitiva este tipo de obras no parecen más que un chascarrillo de artista, una bromita hecha grande. Youshua Okón por supuesto tiene buenos trabajos, claro, y quizá puedo justificarlo un tanto, no siempre un artista va ir pariendo Mona Lisas en su andar, pero llegar a este grado de parir mierdas, literalmente cagarla, es francamente insultante.

Y luego lloran y patalean por la gente que no toma en serio al arte contemporáneo…

Quiero aclarar que no desestimo todo lo que se presenta en Zona Maco. El desprecio que muchos presentan contra esta feria es más que nada por la opulencia que trae consigo, pero sí se presentan trabajos artísticos de valor, no todos, por supuesto, pero sí bastantes.

En fin, ciertamente es de tomar en cuenta el trabajo del artista así como la reflexión personal del espectador. Pero es el conjunto de estos dos participantes y de la obra de arte entre ellos así como el impacto social que el mensaje contenido en ella provoque, lo que determinará que se trate de una obra de arte buena o una mala.

Deca Cast

Artista Visual

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